sábado, 7 de julio de 2012

Día quince


É uma ilusão tua, tambén as ilhas às vezes parece que flutuam sobre as águas, e não é verdade, Que pensas fazer, si te falta a tripulação, Ainda não sei, Podíamos ficar a viver aqui, eu oferecia-me para lavar os barcos que vêm à doca, e tu, E eu, Tens com certeza um mester, um offício, uma profissâo, como agora se diz, 


Me gustaría saber como se puede dar con una isla imaginaria
Técnica mixta
17 x 24 cm.

 

Tenho, tive, terei se for preciso, mas quero encontrar a ilha desconhecida, quero saber quem sou eu quando nela estiver, Não o sabes, Se não sais de ti, não chegas a saber quem és, O filósofo do rei, quando não tinha que fazer, ia sentar-se ao pé demim, a ver-me passajar as peúgas dos pajens, e às vezes dava-lhe para filosofar, dizia que todo o homem é uma ilha, eu, como aquilo não era comigo, visto que sou mulher, não lhe dava importância, tu que achas, Que é necessário sair da ilha para ver a ilha, que não nos vemos se não nos saímos de nós, Se não saímos de nós próprios, queres tu dizer, Não é a mesma coisa.

O conto da ilha desconhecida, José Saramago


Buscadores
Técnica mixta
35 x 33 cm.


Es una ilusión tuya, también las islas a veces parece que fluctúan sobre las aguas y no es verdad, Qué piensas hacer, si te falta una tripulación, Todavía no lo sé, Podríamos quedarnos a vivir aquí, yo me ofrecería para lavar los barcos que viene al muelle, y tú, Y yo, Tendrás un oficio, una profesión, como ahora se dice, Tengo, tuve, tendré si fuera preciso, pero quiero encontrar la isla desconocida, quiero saber quién soy yo cuando esté en ella, No lo sabes, si no sales de ti, no llegas a sebar quién eres, El filósofo del rey, cuando no tenía nada que hacer, se sentaba junto a mí, para verme zurcir las medias de los pajes, y a veces le daba por filosofar, decía que todo hombre es una isla, yo, como aquello no iba conmigo, visto que soy mujer, no le daba importancia, tú qué crees, Que es necesario salir de la isla para ver la isla, que no nos vemos si no nos salimos de nosotros mismos, quieres decir, No es igual.

El cuento de la isla desconocida, José Saramago


Náufrago volador
Técnica mixta
18 x 14,4 cm.

domingo, 1 de julio de 2012

Día catorce


LA MANO es la que recuerda.
Viaja a través de los años,
desemboca en el presente
siempre recordando


Biografía 006134
Técnica mixta
73,5 x 73,5 cm.

Apunta, nerviosamente,
lo que vivía olvidado.
la mano de la memoria,
siempre rescatándolo.

Las fantasmales imágenes
se irán solidificando,
irán diciendo quién eran,
por qué regresaron.

Por qué eran carne de sueño,
puro material nostálgico.
La mano va rescatándolas
de su limbo mágico.

Cuaderno de Nueva York, José Hierro

viernes, 22 de junio de 2012

Día trece


La Voix

Mon berceau s´adossait à la bibliothèque,
Babel sombre, où roman, science, fabliau,
Tout, la cendre latine et la poussière grecque,
Se mêlaient. J´étais haut comme un in-folio.
Deux voix me parlaient. L´une, insidieuse et ferme,
Disait: "La Terre est un gâteau plein de douceur;
Je puis (et ton plaisir serait alors sans terme!)
Te faire un appétit d´une égale grosseur."
Et l´autre: "Viens! oh! viens voyager dans les rêves,
Au delà du possible, au delà du connu!"
Et celle-là chantait comme le vent des grèves,
Fantôme vagissant, on ne sait d´où venu,
Qui caresse l´oreille et cependant l´effraire.
Je te répondis: "Oui! douce voix!" C´est d´alors
Que date ce qu´on peut, hélas! nommer ma plaie
Et ma fatalité. Derrière les décors
De l´existence immense, au plus noir de l´abîme,
Je vois distinctement des mondes singuliers,
Et, de ma clairvoyance extatique victime,
Je traîne des serpents qui mordent mes souliers.
Et c´est depuis ce temps que, pareil aux prophètes,
J´aime si tendrement le désert et la mer;
Que je ris dans les deuils et pleure dans les fêtes,
Et trouve un goût suave au vin le plus amer;
Que je prends très souvent les faits pour des mensonges,
Et que, les yeux au ciel, je tombe dans des trous.
Mais la Voix me console et dit: "Garde tes songes:
Les sages n´en ont pas d´aussi beaux que les fous!"

Nouvelles fleurs du mal, Charles Baudelaire


S/T III
Técnica mixta
42 x 30 cm.


La Voz

Mi cuna se encontraba junto a la biblioteca,
Babel sombría donde novela, ciencia, fábula,
Todo, hasta el polvo griego, la ceniza latina,
Se mezclaba. Yo era alto como un infolio.
Y dos voces me hablaban. Una, insidiosa y firme;
Me decía: "La tierra es un pastel muy dulce;
Yo puedo (¡y tu placer sería permanente!)
Forjarte un apetito de idéntica medida."
Y la otra: "¡Ven! ¡Oh, ven a viajar por los sueños,
Lejos de lo posible y de lo conocido!".
Cantaba aquella igual que el viento en las arenas,
Fantasma plañidero, de no se sabe dónde,
Que acaricia el oído y no obstante lo asusta.
Yo te contesté: "¡Sí! ¡Dulce voz!". Desde entonces
Data lo que se puede denominar mi herida
Y mi fatalidad. Detrás de los paisajes
De la existencia inmensa, en el más negro abismo,
Veo con claridad los más extraños mundos
Y, víctima extasiada de mi clarividencia,
Arrastro en pos serpientes que muerden mis talones.
Y tras ese momento, igual que los profetas,
Tengo tanto cariño al desierto y al mar
Que me río en los duelos y sollozo en las fiestas
Y encuentro un gusto suave en el vino más agrio;
Que los hechos a veces se me antojan mentiras
Y que, mirando al cielo, caigo en hoyos profundos.
Mas la voz me consuela: "¡Los sueños de los cuerdos
No son tan bellos como los sueños de los locos!".

Nuevas flores del mal, Charles Baudelaire


sábado, 16 de junio de 2012

Día doce



-Do you really think they´ll listen then?
-If not, we´ll just have to wait. We´ll pass the books on to our children, by word of mouth, and let our children wait, in turn, on the other people. A lot will be lost that way, of course. But you can´t make people listen. They have to come round in their own time, wondering what happened and why the world blew up under them. It can´t last.
-How many of you are there?
-Thousands on the roads, the abandened railtracks, tonight, bums on the outside, libraries inside. It wasn´t planned, at first. Each man had a book he wanted to remember, and did. Then, over a period of twenty years or so, we met each other, travelling, and got the loose network together and set out a plan. The most important sigle thing we had to pound into ourselves was that we were not important, we mustn´t be pedants; we were not to feel superior to anyone else in the world. We´renothig more that dust-jackets for books, of no significance otherside. Some of us live in small towns. Chapter One of Thoreau´s Walden in Green River, Chapter Two in Millow Farm, Maine. Why, there´s one town in Maryland, only twenty-seven people, no bomb´ll ever touch that town, is the complete essays of a man named Bertrand Rusell. Pick up that town, almost, and flip the pages, so many pages to a person. And when the war´s over, some day, some year, the books can be written again, the people will be called in, one by one, to recite what they know and we´ll set it up in type until another Dark Age, when we might have to do the whole damn thing over again. But that´s the wonderful thing about man; he never gets so discouraged or disgusted that he gives up doing it all over again, because he knows very well it is important and worth the doing.
-What do we do tonight?- asked Montag.
-Wait- said Granger.
Fahrenheit 451, Ray Bradbury


 Biografía 2077314
Técnica mixta
29 x 21 x 3 cm.


-¿De veras cree que entonces escucharán?
-Si no lo hacen, no tendremos más que esperar. Transmitiremos los libros a nuestros hijos, oralmente, y dejaremos que nuestros hijos esperen, a su vez. De este modo se perderá mucho, desde luego, pero no se puede obligar a la gente a que escuche. A su debido tiempo, deberá acudir, preguntándose qué ha ocurrido y por qué el mundo ha estallado bajo ellos. Esto no puede durar.
-¿Cuántos son ustedes?
-Miles, que van por los caminos, las vías férreas abandonadas, vagabundos por el exterior, bibliotecas por el interior. Al principio, no se tratá de un plan. Cada hombre tenía un libro que quería recordar, y así lo hizo. Luego, durante un período de unos veinte años, fuimos entrando en contacto, viajando, estableciendo esta organización y forzando un plan. Lo más importante que debíamos meternos en la cabeza es que no somos importantes, que no debemos de ser pedantes. No debemos sentirnos superiores a nadie en el mundo. Sólo somos sobrecubiertas para libros, sin valor intrínseco. Algunos de nosotros viven en pequeñas ciudades. El Capítulo I del Walden, de Thoreau, habita en Green River, el Capítulo II, en Millow Farm, Maine. Pero si hay un poblado en Maryland, con sólo veintisiete habitantes, ninguna bomba caerá nunca sobre esa localidad que alberga los ensayos completos de un hombre llamado Bertrand Rusell. Coge ese poblado y casi divida las páginas, tantas por persona. Y cuando la guerra haya terminado, algún día, los libros podrán ser escritos de nuevo. La gente será comvocada una por una, para que recite lo que sabe, y lo imprimiremos hasta que llegue otra Era de Oscuridad, en la que, quizá, debamos repetir toda la operación. Pero esto es lo maravilloso del hombre: nunca se desalienta o disgusta lo suficiente para abandonar algo que debe hacer, porque sabe que es importante y que merece la pena serlo.
-¿Qué hacemos esta noche?-preguntó Montag.
-Esperar-repuso Granger.
Fahrenheit 451, Ray Bradbury

lunes, 11 de junio de 2012

Día once



Náufrago en espera
Fotografía, técnica mixta
16,5 x 30 cm.

Mis prisiones

Sentirse solo en medio de la vida
casi es reinar, pero sentirse solo
en medio del olvido, en el oscuro
campo de un corazón, es estar preso,
sin que siquiera una avecilla trine
para darme noticias de la aurora.

Y el estar preso en varios corazones,
sin alcanzar conciencia de cuál sea
la verdadera cárcel de mi alma,
ser el centro de opuestas voluntades,
si no es morir, es envidiar la muerte.

                  Fin de un amor, Manuel Altolaguirre.


Isla con Náufrago
Fotografía, técnica mixta
18 x 28 cm.

viernes, 8 de junio de 2012

Día diez


Le mieux serait d´écrire les évenements au jour le jour. Tenir un journal pour y voir clair. Ne pas laisser échapper les nuances, les petits faits, même s´ils n´ont  l´air de rien, et surtout les classer. Il faut dire comment je vois cette table, la rue, les gens, mon paquet de tabac, puisque c´est cela qui a changé. Il faut déterminer exactement  l´etendue et la nature de ce changement.
Par exemple, voici un étui de carton qui contient ma bouteille d´encre. Il faudrait essayer de dire comment je le voyais avant et comment à présent je le
Eh bien, c´est un parallélipipède rectangle, il se détache sur... c´est idiot, il ne faut pas mettre de l´étrange où il n´y a rien. Je pense que cést le danger si l´on teint un jornal: on s´exagère tout, on est aux aguets, on force continuellement la vérité. D´autre part, il est certain que je peux d´un moment à l´autre -et précisément à propos de cet étui ou de n´importe quel autre objet- retrouver cette impression d´avant-hier. Je dois être prêt, sinon elle me glissait encore entre les doigts. Il ne faut rien mais noter soigneusement et dans le plus grand détail tout ce qui se produit.
Naturellement je ne peux plus rien écrire de net sur ces histoires de samedi et d´avant-hier, j´en suis déjà trop éloigné; ce que je peux dire seulement, c´est que, ni dans l´un ni dans l´autre cas, il n´y a rien eu de ce qu´on appelle à l´ordinaire un événement.
Samedi les gamins jouaient aux ricochets, et je voulais lancer comme eux un caillou dans la mer. À ce moment-là je me suis arrêté, j´ai laissé tomber le caillou et je suis parti. Je devais avoir l´air égaré, probablement, puisque les gamins ont ri derrière mon dos.
Voilà pour l´extérieur. Ce qui s´est passé en moi n´a pas laissé de traces claires. Il y avait quelque chose que j´ai vu et qui m´a dégoûté, mais je ne sais plus si je regardais le mer ou le galet. Le galet était plat, sec sur tout un côté, humide et boueux sur l´autre. Je le tenais par les bords, avec les doigts très écartés, pour éviter de me salir.
Avant-hier, c´était beaucoup plus compliqué. Et il y a eu aussi cette suite de coïncidences, de quiproquos, que je ne m´explique pas. Mais je vais pas m´amuser à mettre tout cela sur le papier. Enfin il est certain que j´ai eu peur ou quelque sentiment de ce genre. Si je savais seulement de quoi j´ai eu peur, j´aurais déjà fait un gran pas.
Ce qu´il y a de curieux, c´est que je ne suis pas du tout disposé à me croire fou; je vois même avec évidence que je ne le suis pas: tous ces changements concernent les objets. Au moins c´est ce dont je voudrais être sûr.
La Naussé, Jean-Paul Sartre



Biografía
Técnica mixta
36 x 60 cm.


Lo mejor sería escribir los acontecimientos cotidianamente. Llevar un diario para comprenderlos. No dejar escapar los matices, los hechos menudos, aunque parezcan fruslerías, y sobre todo clasificarlos. Es preciso decir cómo veo esta mesa, la calle, la gente, mi paquete de tabaco, ya que es esto lo que ha cambiado. Es preciso determinar exactamente el alcance y la naturaleza de este cambio.
Por ejemplo, ésta es una caja de cartón que contiene la botella de tinta. Habría que tratar de decir como la veía antes y cómo la          ahora. ¡Bueno! Es un paralelepípedo rectángulo; se recorta sobre...es estúpido, no hay nada que decir. Pienso que éste es el peligro de llevar un diario: se exagera todo, uno está al acecho, forzando continuamente la verdad. Por otra parte, es cierto que de un momento a otro -y precisamente a propósito de esta caja o de otro objeto cualquiera-, puedo recuperar la impresión de ayer. Debo estar siempre preparado, o se me escurrirá una vez más entre los dedos. No     nada, sino anotar con cuidado y prolijo detalle todo lo que se produce.
Naturalmente, ya no puedo escribir nada claro sobre las cuestiones del miércoles y de anteayer; estoy demasiado lejos; lo único que puedo decir es que en ninguno de los dos casos hubo nada de lo que de ordinario se llama un acontecimiento. El sábado los chicos jugaban a las cabrillas y yo quise tirar, como ellos, un guijarro al agua. En ese momento me detuve, dejé caer el gujarro y me fui. Debí de parecer chiflado, probablemente, pues los chicos se rieron a mis espaldas.
Esto en cuanto a lo exterior. Lo que sucedió en mí no ha dejado huellas. Había algo que vi y que me disgustó, pero ya no sé si miraba el mar o la piedrecita. La piedra era chata, seca de un lado, húmeda y fangosa del otro. Yo la tenía por los bordes, con los dedos muy separados para no ensuciarme.
Ante ayer fue mucho más complicado. Y hubo además esa serie de coincidencias y de quid pro quos que no me explico. Pero no me entetendré poniendo todo esto por escrito. En fin; lo cierto es que tuve miedo o algo por el estilo. Si por lo menos supiera de qué tuve miedo, ya sería un gran paso.
Lo curioso es que no estoy nada dispuesto a creerme loco; hasta veo con evidencia, que no lo estoy: todos los cambios conciernen a los objetos. Por lo menos, quisiera estar seguro de esto.
La Náusea, Jean-Paul Sartre

jueves, 7 de junio de 2012

Día nueve



El Fin

Recabarren, tendido, entreabrió los ojos y vio el oblicuo cielo raso de junco. De la otra pieza le llegaba un rasgueo de guitarra, una suerte de pobrísimo laberinto que se enredaba y desataba infinitamente...


Confusión
Técnica mixta
35 x 33 cm.
 


Recobró poco a poco la realidad, las cosas cotidianas que ya no cambiaría nunca por otras. Miró sin lástima su gran cuerpo inútil, el poncho de lana ordinaria que le envolvía las piernas. Afuera, más allá de los barrotes de la ventana, se dilataban la llanura y la tarde; había dormido, pero aún quedaba mucha luz en el cielo. Con el brazo izquierdo tanteó, hasta dar con un cencerro de bronce que había al pie del catre. Una o dos veces lo agitó; del otro lado de la puerta seguían llegándole los modestos acordes. El ejecutor era un negro que había aparecido una noche con pretensiones de cantor y que había desafiado a otro forastero a una larga payada de contrapunto. Vencido, seguía frecuentando la pulpería, como a la espera de alguien. Se pasaba las horas con la guitarra, pero no había vuelto a cantar; acaso la derrota lo había amargado. La gente ya se había acostumbrado a ese hombre inofensivo. Recabarren, patrón de la pulpería, no olvidaría ese contrapunto; al día siguiente, al acomodar unos tercios de yerba, se le había muerto bruscamente el lado derecho y había perdido el habla. A fuerza de apiadarnos de las desdichas de los héroes de las novelas concluimos apiadándonos con exceso de las desdichas propias; no así el sufrido Recabarren, que aceptó la parálisis como antes había aceptado el rigor y las soledades de América. Habituado a vivir en el presente, como los animales, ahora miraba el cielo y pensaba que el cerco rojo de la luna era señal de lluvia.

Artificios, Jorge Luis Borges